Los exploradores, tras la explosión,
corrieron en dirección a la cueva, olía a humedad, y un sonido chirriante
provenía de su interior. Los exploradores entraron en la cueva, llevaban unas
linternas, pero no les hacían falta, ya que el suelo refulgía con un resplandor
añil.
No habían avanzado más de 50 metros cuando
escucharon un sonido estremecedor, como el rechinar de unos enormes dientes o
el estresante sonido que produce una tiza contra un panel de pizarra…
Siguieron avanzando, a lo largo del túnel
se apreciaban agujeros en la pared con una fina tela viscosa y pegajosa, en
algunos, donde había ratas desgastando sus fuerzas por liberarse de aquella
prisión viscosa.
Avanzaron, y avanzaron hasta que llegaron
a una gran sala, el túnel se ensancho y dio lugar a una fosa… el olor era
nauseabundo, tuvieron que taparse para no respirar el hedor que despedía aquel
foso.
En el techo se veían decenas de agujeros,
por los que salían esos sonidos insoportables, de repente algo llamo su
atención, había movimiento en el foso, enfocaron sus linternas en dirección al foso
y entonces lo vieron… el foso estaba lleno de huevos, eran ovalados y tan
grandes casi como ellos, todos recubiertos de una fina capa de la misma
sustancia que habían encontrado en los agujeros del túnel, y en el centro de
todos ellos…una inmensa criatura, tenía una envergadura del tamaño de un camión
de reparto, movió la cabeza lentamente hacía el haz de luz que proyectaban las
linternas, fijó la vista en ellos y rugió. El rugido hizo que se llevaran las
manos a los oídos, las linternas cayeron, una en la fosa, otra en el suelo
cayendo sobre un saliente afilado que hizo añicos la bombilla, la cueva
temblaba, y cuando el rugido cesó, de los túneles escarpados en el techo
comenzaron a salir criaturas en una versión más reducida que la del foso, y se
abalanzaron sobre ellos… Poco pudieron hacer más que chillar, los científicos
que habían llegado a la entrada de la cueva, al oír el sonido gutural se dieron
la vuelta en un intento desesperado por huir de allí, solo uno sobrevivió.
Tras los diecinueve años que llevaban
luchando contra los Rhakhos, habían llegado a la conclusión de que estaban
unidos entre ellos a través de una red neuronal conectados entre sí por la
madre-reina de la cueva.
Llevaban diez años intentando atacar la
cueva, pero la entrada principal había sido derrumbada en un vano intento por
evitar la expansión de los malditos Rhakhos.
Roger tenía que descansar, y yo también,
así que me tumbe en la cama pegada a la puerta y cerré los ojos.
No sé cuánto tiempo paso, pero si tuviera
que adivinar por el cansancio de mi cuerpo diría que unos siete minutos, Jack
nos despertó abriendo la puerta de golpe, gritando que teníamos que ir, que Sam
llegaba con unos mensajeros del cuadrante 98.
La reunión tenía lugar en el gran comedor,
Sam era la otra persona que había llegado en las mismas circunstancias que yo,
tenía la esperanza de conocerle pero al parecer venía del año 2078.
Las noticias que traían los mensajeros era
que habían encontrado una ruta que llevaba al interior de la cueva, habían
seguido a un Rhakhos y lo vieron entrar por una cavidad en la roca casi
imperceptible. Era la oportunidad que estábamos esperando. Llevaban unos días
observando la abertura, los Rhakhos salían por la mañana con lo que
presumiblemente la cueva se quedaba menos vigilada que en la noche. Era el
mejor momento para entrar, estaban creando un pelotón para entrar en la cueva,
en nuestro bunker se había producido una vacante, Roger no podía ir en su
estado, y por alguna extraña razón me apunte como voluntario, no tenía
experiencia como soldado, quizá la que me otorgasen en el pasado los juegos de
guerra que jugaba en las consolas, pero quería hacerlo, no tenía nada que me
retuviese allí, así que si podía ayudar lo haría.
Pasaron 2 días en los que me adiestraron
en técnicas de combate y disparo con armas, aunque para mí fue un abrir y
cerrar de ojos.
En la mañana del tercer día estaba todo
listo para coger el transporte, iríamos en un helicóptero de transporte, algo
viejo, peso según su piloto funcionaba a la perfección, y eso era lo que necesitábamos.
Salimos 20 personas desde nuestra base,
entre ellos Mike, Jack, (aunque fuese todavía un niño) y Fiyed.
El helicóptero aterrizo a unos veinte kilómetros
de la cueva, había una pequeña explanada donde había desplegado un campamento
improvisado, eran las ocho de la mañana y el tiempo apremiaba.
Una vez hecho los preparativos nos pusimos
en marcha, seriamos un centenar de personas, dejando atrás en el campamento a
otros tantos defendiéndolo y a médicos especializados.
Rodeamos una montaña con la cima copada de
nieve, el camino era estrecho, por lo que solo entraban los Jeep en fila india.
Después de bordear la última montaña ahí lo vimos, la entrada derruida por la
que entraron los exploradores cuando de repente un Rhakhos embistió al primer
Jeep del convoy haciéndolo dar 4 vueltas de campana, para acto seguido atacar
al segundo Jeep, nos apresuramos a bajar todos y empezamos a dispararle, Fue
sometido a una gran cantidad de munición, pero hasta que Fiyed no le disparó
con su cañón gamma no cayó fulminado.
Había matado a los del segundo Jeep y a 2
del primero, sin duda los disparos habrían alertado a todo Rhakhos en cinco kilómetros
a la redonda.
Dejamos los coches y continuamos andando,
la entrada estaba cerca teníamos que llegar, por el camino fuimos encontrando
resistencia, a lo que un grupo de unos 4 ó 5 se quedaba luchando contra él, no podíamos
parar, era una oportunidad que no debíamos dejar escapar.
Al fin después de una larga subida, llegamos
a la entrada secreta, quedaríamos unos treinta y cinco combatientes, pero
defendiendo la entrada había ¡¡seis Rhakhos!!
Empezamos a dispararles, la resistencia
que oponían era brutal, nos quedaríamos sin munición antes de acabar con ellos…
Mike me dio una mochila y me ordeno que rodease a los Rhakhos para entrar en la
cueva, que ellos los atraerían alejándolos de la entrada, Mike y el resto
empezaron a retroceder haciendo pensar a los Rhakhos que iban ganando terreno,
yo me oculte con Jack y Fiyed detrás de unos arbustos, los Rhakhos pasaron a
escasos centímetros nuestros, pero estaban tan centrados en los disparos que recibían
que nuestra presencia paso inadvertida para ellos.
Lentamente, casi arrastrándonos entramos
en la cueva. Una fina tela viscosa y pegajosa como me habían contado recubría las
paredes del túnel cada vez más angosto por el que pasábamos. El hedor era insoportable,
pero teníamos que avanzar, nuestros compañeros estaban ahí fuera arriesgándose por
nosotros.
Después de un sinuoso camino llegamos a
una fosa… había huevos eclosionados y otros que estaban por hacerlo, nos encontrábamos
tan cerca que podíamos tocarlos, habíamos salido a la parte inferior de la
fosa, bueno diría que intermedia, porque a nuestras espaldas había una caída
donde no se veía final, estábamos al borde del precipicio.
La reina se encontraba en mitad de todos
los huevos, parecía estar en una especie de trance, yo tenía la mochila de
Mike, en ella había los explosivos suficientes
como para mandar aquella cueva al mismísimo espacio. Subí un pequeño peldaño
para situarme lo más cerca posible de la reina, coloque una cantidad de
explosivo a su derecha, otra en el centro, me quedaba la carga de la izquierda,
pero pise un diminuto huevo que crecía…
Ops pensé, y acto seguido un chirrido que
me hizo sangrar por la nariz inundo la fosa, me encontré la cara de la Reina
frente a la mía, estaba bajando una de sus patas cuando Fiyed disparo, la Reina
retrocedió apenas 1 metro y volvió a la carga, eso me dio el tiempo justo para
tirarle en la panza un explosivo recubierto de adhesivo, y acto seguido grite: “DISPARAR”
Jack tenía un arma que lanzaba cuerdas de
acero. La primera cuerda falló, paso por encima de la reina, la segunda acertó
y le agarro dos patas laterales a la pared.
No sabíamos cuánto tardaría en soltarse, pero
viendo su ferocidad no parecía que mucho, lanzó una segunda cuerda que la
inmovilizo el cuerpo. Teníamos que salir de allí ¡¡ya!!
Emprendimos la huida por el mismo túnel que
entramos, se oía a la reina rugir estrepitosamente, cuando llegábamos a la
salida apreté el detonador esperamos unos segundos y….
Nada….no sonaba nada, volví a darle
desesperadamente y no ocurría nada, esto no podía estar pasando, tenía que
volver, Fiyed y Jack me intentaron retener, pero me revolví y no pudieron
sujetarme.
— ¡¡¡Tengo que hacerlo, si no todo el
esfuerzo y todas las muertes hasta aquí no habrán servido de nada!!!
— Pero no puedes, ¡¡vas a morir!! —
exclamó Jack
Miré a Fiyed y ella comprendió…agarro a Jack
y salieron por la abertura. Sin más protección que un fusil de asalto y el
maldito detonador volví sobre mis pasos, llegue a la fosa, la Reina había conseguido
liberarse las patas, y justo cuando entre se liberó de la cuerda que le oprimía
el cuerpo. La empecé a disparar a la cara reventándole los ojos, para impedirle
la visión, lanzaba tajos con sus afiladas patas delanteras en movimientos muy
certeros, para nada de un animal ciego.
Volví a apretar el detonador y nada, lo
tire a un lado y busque el explosivo que había colocado en su cuerpo, lo localice,
era una parte de difícil acceso, tenía que dispararle
Me tenía contra el precipicio, si dejaba
que se acercase un poco más era hombre muerto…
Gasté un cargador y la mitad de otro, no conseguía
darle, y las balas contra su cuerpo era como dispararle pelotas de playa de nívea…
Empecé a desesperarme, vi como de los
agujeros del techo llegaban más y más Rhakhos para proteger a su reina, en ese
descuido la reina lanzo su pata izquierda contra mí y me hizo un corte profundo
en el brazo derecho, empezó a manar sangre sin parar, caí de rodillas sujetándome
el brazo y dejando caer el fusil a mis pies, me había descuidado y ella no había
perdido su oportunidad, en el suelo la vi avanzar hacia mí, y a unos cuantos
Rhakhos, entonces lo vi, había dejado al descubierto la parte del detonador,
cogí el fusil con la ayuda de las dos manos, disparé y …acerté.
La explosión me tiró hacia atrás, hacia el
abismo, caía estrepitosamente, en mi
descenso escuche como explotaban las otras 2 cargas, el fuego de la explosión casi
me alcanza, lo había conseguido, la habíamos destruido, y yo iba a morir…
Justo mientras descendía vi una estela
azulada, me precipitaba sobre ella y me atrajo hacia ella, me deje envolver por
su calidez, transportándome como en una nube, entonces me desmayé.
Cuando volví a abrir los ojos me
encontraba en mitad de la carretera, al lado de mi coche con las señales de
emergencia. Me costó procesar lo que había pasado, frente a mí ya no había
ninguna distorsión, tan solo un par de agentes llamándome señor y preguntándome
si me encontraba bien, sus voces se escuchaban lejanas, pues mis pensamientos
no estaban centrados en ellos. Solo podía pensar en Jack, Fiyed Mike y los
otros.
¿Habrían conseguido sobrevivir? ¿Se abrían
acabado los Rhakhos para siempre?
Posiblemente nunca lo sabría, pero algo en
mi interior me decía que si….